Turquía está convocada a las urnas el próximo 14 de mayo, una cita que incluye elecciones parlamentarias y presidenciales. La campaña electoral, que comenzó el 10 de marzo, ha registrado episodios de violencia menor, no suponiendo una amenaza sostenida en el tiempo.
Dos son los principales candidatos para ser el nuevo presidente: el actual, Recep Tayyip Erdogan, líder del Partido de la Justicia y el Desarrollo, se medirá ante Kemal Kilicdaroglu, al frente de una alianza de seis partidos. Junto a ellos compiten otros candidatos con opciones irrelevantes de lograr el triunfo.
Los últimos meses han venido marcado por el fuerte terremoto que afectó al país y una inflación desbocada que está ahogando la economía. Además, Turquía ocupa un papel relevante en la arena internacional y actúa en consecuencia.
El grado de polarización política apunta a que, independientemente del resultado, los seguidores del partido derrotado convoquen protestas.
El presente informe tiene como propósito informar sobre el contexto en el que el país llega a las elecciones, el impacto que puede tener las elecciones sobre la seguridad de sus empleados u operaciones en marcha el país; y orientar sobre cómo mitigar la exposición al riesgo y reducir la incertidumbre.
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