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Cómo crear una cultura de seguridad en el trabajo centrada en la mujer

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La cultura de la seguridad en el lugar de trabajo se basa en los valores, creencias y actitudes compartidos por una organización y sus empleados, y se traduce en políticas, procedimientos y prácticas específicas que se interiorizan y se aplican en todos los niveles de la organización. Esta cultura es fundamental para garantizar la seguridad y la productividad de los trabajadores y, por lo tanto, es crucial que la cultura de seguridad de una organización tenga en cuenta los riesgos específicos a los que se enfrentan las mujeres en el lugar de trabajo, que son claramente diferentes en muchos aspectos a los que se enfrentan los hombres. 

No cabe duda de que varios aspectos de una buena cultura de la seguridad en el lugar de trabajo se aplican mejor sin tener en cuenta el género, ya que su objetivo es crear un entorno seguro para todos los empleados, independientemente de su sexo. Esto no significa, sin embargo, que deba prestarse especial atención a aquellos riesgos específicos a los que a) se enfrentan con más frecuencia las mujeres o que b) son materialmente diferentes para las mujeres. Un enfoque de "one-size fits all" anularía en última instancia los objetivos de tener una cultura de seguridad en primer lugar para las empleadas, y sería muy perjudicial para los objetivos de diversidad e inclusión de una organización. 

Los riesgos a los que se enfrentan las mujeres en el lugar de trabajo abarcan una serie de actos que van desde las expresiones más sutiles de violencia psicológica y social hasta agresiones más directas, incluidas las de carácter sexual. Para construir un espacio seguro, libre de acoso y violencia, es importante implantar una cultura institucional que priorice la perspectiva de género. La concienciación sobre los roles y estereotipos de género dentro y fuera de la empresa es un primer paso para construir espacios de trabajo seguros, justos e igualitarios. Consideremos las siguientes estrategias de construcción de una cultura de seguridad:

  • Establecer una política de tolerancia cero frente al acoso sexual: cualquier forma de acoso sexual, ya sea verbal, físico o visual, no puede tolerarse en el lugar de trabajo.
  • Impartir formación a todos los empleados sobre la importancia de crear un lugar de trabajo seguro, respetuoso, inclusivo y con conciencia de género. La importancia de contar con mecanismos eficaces para la prevención, denuncia y seguimiento de todo tipo de acoso y violencia debe ir acompañada de formaciones internas de sensibilización que trabajen para promover una mayor concienciación y un entorno más inclusivo y respetuoso.
  • Cree un entorno en el que los empleados se sientan cómodos denunciando incidentes de acoso, y proporcione múltiples vías de denuncia, como una línea directa anónima o un sistema de denuncia online.
  • Tómese en serio todas las denuncias de acoso e investíguelas a fondo. Asegúrese de que los empleados que denuncien casos de acoso estén protegidos frente a represalias.
  • Fomente la diversidad y la inclusión en el lugar de trabajo, incluidos el género, la raza, la etnia y la orientación sexual. Asegúrese de que todos los empleados se sientan valorados e incluidos.
  • Cree un entorno de trabajo propicio en el que los empleados se sientan cómodos hablando de sus preocupaciones y retos. Fomente la comunicación abierta y proporcione apoyo a los empleados que hayan sufrido acoso.
  • Revise y actualice periódicamente las políticas del lugar de trabajo para garantizar que se ajustan a las mejores prácticas y reflejan los cambios en el panorama jurídico.

Todas estas estrategias favorecen un entorno de trabajo seguro y respetuoso, independientemente del género. Los datos disponibles en muchos países indican claramente que las mujeres sufren acoso sexual y violencia sexual en una proporción mucho mayor que los hombres y que, en su mayoría, son reacias a denunciar estos comportamientos. La implementación adecuada de una política de tolerancia cero frente al acoso sexual tendría, por tanto, un impacto positivo mucho mayor en las mujeres empleadas que en los hombres. Lo mismo ocurre con las estrategias de formación, denuncia e investigación: todos los empleados deben conocer bien las políticas y procedimientos de la organización, y todos deben cumplirlos a rajatabla, pero dada la disparidad en la victimización entre hombres y mujeres, es probable que el impacto de cada estrategia sea también muy diferenciado.

Dado que los datos disponibles sugieren que las mujeres tienen más probabilidades de ser víctimas de acoso, el diseño y la implementación de todos estos mecanismos deben tenerlo en cuenta, así como cualquier factor cultural y social ajeno a la organización que pueda fomentar el acoso y desalentar la denuncia. Como ya se ha dicho, es probable que un planteamiento rígido que no tenga en cuenta el género ni la cultura a la hora de aplicar políticas y procedimientos pase por alto muchos de los riesgos específicos de las mujeres en el lugar de trabajo.

mujer cultura

Por supuesto, puede resultar difícil reconocer los retos y riesgos específicos que afectan a las mujeres en el lugar de trabajo, especialmente si la cultura general de la organización se inclina hacia un liderazgo dominado por los hombres, sobre todo en las sociedades más tradicionales. Además de las políticas y los procedimientos, una cultura positiva de la seguridad de las mujeres en el lugar de trabajo debería implicar también la promoción de la igualdad de género y la inclusión, por ejemplo animando a las mujeres a desempeñar funciones de liderazgo y promoviendo la diversidad y la inclusión en el lugar de trabajo. Esto puede ayudar a crear una cultura en la que las mujeres se sientan valoradas y respetadas, y en la que puedan prosperar y tener éxito sin miedo al acoso o la discriminación.

Las organizaciones también deben ser conscientes de la necesidad de tomar medidas de seguridad física para mejorar la seguridad de las mujeres en el lugar de trabajo, como instalar cámaras de seguridad, proporcionar opciones de transporte seguras y aplicar medidas de control de acceso para restringir el acceso a determinadas zonas del lugar de trabajo. Los turnos nocturnos y los cambios constantes crean retos muy específicos para las mujeres que deben reconocerse como una cuestión de política y procedimiento siempre que sea posible.

Por último, no hay nada inamovible. Es crucial que las organizaciones evalúen y mejoren continuamente su cultura de seguridad de las mujeres en el lugar de trabajo y las medidas para garantizar la seguridad y el bienestar de todos los empleados. Y para ello, es crucial que los dirigentes de la organización presten mucha atención a los resultados manifiestos de las estrategias puestas en marcha, pero también, y de manera crucial, a indicadores menos obvios, como la rotación de las mujeres y la satisfacción en el lugar de trabajo. Una elevada rotación de las empleadas y un descontento generalizado pueden ser indicadores de que la seguridad actual no está a la altura de las expectativas.

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